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Tunera con cochinilla - Rescate del cultivo de la cochinilla en Mala y Guatiza (Lanzarote- Islas Canarias)Descripción del insecto.

La cochinilla, insecto que parasita al cacto llamado en Lanzarote tunera, tiene por nombre científico "Dactylopius coccus", perteneciente a la familia de los dactiópidos, segregada no hace muchos años de los cóccidos.

El distintivo anatómico mas destacable de esta familia es el largo pico o rostro que poseen todas  sus especies, mediante el cual, luego de clavarlo en la pulpa de determinados vegetales suculentos del orden de las cactáceas, le absorben con él sus jugos, su único y exclusivo alimento.

El origen del nombre cochinilla parece encontrarse en el latín “coccinus”, cuyo significado es “de color rojo”, el cual deriva a su vez de “coccum”, nombre que se da al quermes, un insecto que parasita al árbol llamado coscoja, del que también se extrae un colorante de este color, que es además parecido a la cochinilla. Otra posibilidad de origen del nombre podría fundamentarse en la cochinilla de la humedad, pequeño crustáceo que suele encontrarse bajo las piedras del campo, muy parecido en la forma.

La cochinilla se caracteriza por su acusado dimorfismo sexual, mientras que la hembra, de unos 5 a 6 mm de longitud y color gris plomizo presenta forma rechoncha carente de alas, con el vientre algo aplanado, sin destacarse en ella el tórax y el abdomen, con las patas reducidas a unos pequeños muñones inútiles para la locomoción; por contra el macho tiene la apariencia de un insecto normal en el que se perciben claramente la cabeza, tórax y abdomen, como si se tratase de una mosca pequeñita de color blanco lechoso, además de poseer un par de cercos o apéndices largos en el extremo del abdomen que parecen dos aguijones.

Tal es la diferencia de forma entre la hembra y el macho que un profano en entomología podría creer al verlos que se trata de dos insectos de diferente especie.Niños observando la cochinilla - Rescate del cultivo de la cochinilla en Mala y Guatiza (Lanzarote- Islas Canarias)

Pero el carácter anatómico más llamativo y sorprendente de este insecto en el sexo masculino es sin duda la ausencia de órganos bucales con los que poder alimentarse, ya que se atrofian durante el proceso de metamorfosis que sufre al pasar del estado de ninfa al de adulto.

En una primera fase las crías, tanto las hembras como los machos, tiene el mismo aspecto, no siendo fáciles de reconocer a simple vista, debido a su extrema pequeñez, pero vistos a través de una buena lupa se pueden observar sus largas patas, que proporcionalmente son tan largas como las de una mosca común.

Ciclo vital.

A poco de nacer las crías abandonan la protección del cuerpo de la madre y se desplazan sobre el cacto en busca de un lugar en que clavar el pico o rostro, conseguido lo cual quedan definitivamente instaladas en el lugar elegido, hasta tal punto que si por cualquier causa se desprenden de la planta ya no pueden asirse a ella de nuevo y mueren sin remisión. A partir de entonces el insecto vive inmóvil aferrado a la planta, por lo general formando agrupaciones más o menos compactas e irregulares de un buen número de individuos, a veces amontonados unos sobre otros, cuando no en grupos pequeños de pocos individuos e incluso pueden verse ejemplares solos o asilados de los demás desperdigados sobre el cacto.

Niños  mirando por el microscopio - Rescate del cultivo de la cochinilla en Mala y Guatiza (Lanzarote- Islas Canarias)Una curiosa característica de este insecto que ocurre sólo en los individuos femeninos de la especie es que una vez instalado sobre el cacto segrega una especia de polvillo blanco de aspecto harinoso con el que se recubre parcialmente.

El tiempo que tarda la hembra en alcanzar la edad adulta oscila entre dos meses y medio y los tres meses y medio, influyendo la temperatura, acelerándose el proceso con los calores estivales. Por su parte, las crías que se transforman en machos lo hacen al mes y medio o dos meses de edad, produciéndose entonces el curioso hecho de que pierden por atrofia sus órganos bucales y mueren irremisiblemente por inanición, empleando el escaso tiempo de vida que poseen en fecundar las hembras.

Una vez pasado el rigor del invierno, cuando el frío comienza a remitir, la cochinilla reactiva su producción, alcanzando el máximo en esta actividad durante los cálidos meses estivales, siempre y cuando la temperatura no sea excesiva. Sin embargo en invierno, de no hacer mucho frío y si no llueve con demasiada violencia, no detiene su actividad procreadora, si bien esta queda visiblemente ralentizada.

En cuanto al modo de reproducción indicar que es generalmente ovípara, es decir, que se reproduce mediante huevos, como la mayor parte de estos pequeños invertebrados, pero a veces, en lugar de ponerlos con normalidad como ocurre comúnmente entre los insectos, los huevos eclosionan dentro del cuerpo de la hembra, en el conducto genital, pasando así a la modalidad reproductiva denominada ovovivparismo, siendo capaz de procrear una sola hembra hasta más de 500 crías.

Otra forma de reproducción, un tanto excepcional en biología, que no obstante se da con cierta frecuencia en estos pequeños seres, es la llamada partenogénesis (del griego pártenos: virgen y génesis: generación), consistente en que una sola hembra pueda tener crías sin la intervención del macho, es decir, tal como lo expresa el primer componente del nombre de este curioso fenómeno generativo, siendo la hembra virgen.

Como enemigo natural se encuentra un pequeño coleóptero, una especie de “mariquita” o “sanantonio”, como es llamado por los cosecheros isleños, es de color negro por encima y rojizo por debajo. A parte del daño que causa a la cochinilla resulta muy molesto para los recolectores, ya que su picadura es bastante irritante. No existe manera eficaz de controlarlo si se convierte en plaga, siendo la mejor forma de controlarlo atender adecuadamente la plantación. Otros depredadores son las lagartijas, algunas aves y los ratones.

Fuente: Agustín Pallarés Padilla

 

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